EL GORRIÓN AHORCADO
TIÍTO PERITA
Recuerdos han cubierto mi cabeza con ceniza
La primavera ha echado cerrojo a mi casa
-¿Qué dijiste aquella noche, tiíto?
Tú eres ya una de esas nubes que han enlutado la lluvia de abril
-13 laureles para el América, ¿y los demás?
Y reíste…
Mientras yo hablaba de la tormenta que se avecinaba
¡Ay tiíto! Si hubiera sabido que la tormenta posaría en tu casa
Hubiera hablado de otra cosa
Tú que diluviaste las risas aquella noche
No percibiste la nublada sonrisa del cielo
¿Qué ocultas detrás de ti? ¿Acaso es tu ausencia?
¿Se te ha ocurrido alguna broma?
Te fuiste en abril sin decir nada
Mientras yo me preocupaba por conseguir un paraguas
Ni siquiera llovió
Estas gotas que caen son el llanto de una generación
que conoció el espanto en cada
lágrima que la pandemia vertió
-El Señor es bueno
Me dijiste aquella noche
Y yo, yo digo:
Bueno es.
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YAYA MARÍA
Nací escuchando la flor de tus canarios
Tena y Oso
–Tienen frío –decías– Por eso extienden sus alas
Y una pelota giraba entorno a tu jardín
–Toc toc– decía tu bastón
La víspera se pinta los ojos con el canto de las buganvilias
Y Tena y Oso, trillaban…
¿Por qué extendiste tus alas, abuela? ¿Tienes frío?
La noche se viste de luto con la noticia de tu sueño
Cubriré el lecho de Tena y Oso con el cariño que tejiste para mí
Pues el cielo se ha cubierto con su frazada de estrellas…
Las buganvilias no quieren cantar más
Ha marchitado el jardín que me vio nacer
Los canarios han demudado de flor
¡Se han ido, abuela, han dejado la jaula!
¡Como tú!
Que abriste el ropero para guardar el bastón y lograr las alas…
¡Extiéndelas sobre los jardines que adornan los montes!
Junto a Tena y Oso
Que el Señor conoce a todas las aves de las alturas…
¿Te conocerá a ti?