EL GORRIÓN AHORCADO
LA ESTAFADORA
Una que no eres tú vendrá a la puerta:
profesional la orquídea lujosa,
lindos labios, delgada mariposa,
la rosa mercenaria, flama experta.
«Lo que pidas seré», me dice abierta
un simulacro efímero de esposa.
Lo ofrece oliendo a amor y a malvarrosa
y la beso tomándole la oferta.
Que se fingiera tú, pedí primero
y tomé con pasión a la impostora
en medio de su olor, ajeno y triste.
El sueño se acabó al tiempo que la hora.
No se llevó el vacío que me diste
pero sí se largó con mi dinero.
EL DIAMANTE
Anduve por las ruinas de una hacienda,
espíritu de piedra en el olvido,
pico en mano, codicia en los anhelos
de quien pide a los santos sin ofrenda.
Arranqué un cofrecillo vil del ruido
de la pala en el vientre de los suelos,
eufórico gritaba: «¡Todo mío!»,
y alcé un diamante con vigor y brío.
Sin haberlo gastado, ya era rico,
pero una voz oscura que emanaba
del tétrico diamante me hizo el pico
lanzar huyendo a casa. Pero estaba
esperándome en casa el cofre impío
y su joya gritaba: «¡Todo mío!».